El pasado 11 de noviembre, integrantes de la Red de escuelas y organizaciones para una cultura de paz realizamos un encuentro con directivos y docentes de la Escuela Nº 42 “General Gregorio Las Heras” de Santa Fe. La jornada, centrada en los niveles inicial y primer ciclo de la primaria, tuvo como objetivo la integración entre ambos ciclos y la creación de ambientes de aprendizaje que faciliten la misión de educar.
Previo al encuentro se realizaron actividades con algunos de los niños de sala de 5 y primer grado, cuyo registro contribuyó a reflexionar sobre la integración, sobre los espacios y los ambientes, y sobre la importancia del juego en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
El pasado 11 de noviembre, integrantes de la Red de escuelas y organizaciones para una cultura de paz realizamos un encuentro con directivos y docentes de la Escuela Nº 42 “General Gregorio Las Heras” de Santa Fe. La jornada, centrada en los niveles inicial y primer ciclo de la primaria, tuvo como objetivo la integración entre ambos ciclos y la creación de ambientes de aprendizaje que faciliten la misión de educar.
Previo al encuentro se realizaron actividades con algunos de los niños de sala de 5 y primer grado, cuyo registro contribuyó a reflexionar sobre la integración, sobre los espacios y los ambientes, y sobre la importancia del juego en los procesos de enseñanza-aprendizaje.
Construyendo colectivamente
Según Pilar Suárez, integrante de Fundación Bica, “el principal objetivo de las actividades de la Red es compartir herramientas que contribuyen a optimizar la calidad educativa”.
Conscientes del valor del trabajo conjunto entre las organizaciones de la sociedad civil y las escuelas, el objetivo dela Red es trabajar con los docentes, contribuir con su tarea, construir juntos saberes y acciones que beneficien a nuestra comunidad. En definitiva, trabajar conjuntamente en la búsqueda de las herramientas más adecuadas.
“Afortunadamente hay muchas escuelas que nos proponen actividades conjuntas, y se generan riquísimas instancias de aprendizaje para todos. En el caso de esta actividad fuimos convocados por Mariela Papais, la actual directora de la escuela, con la que ya realizamos varias actividades juntos. Es muy saludable apoyarse en otros, articular, potenciar los recursos que cada uno tiene”, comenta Pilar.
Por eso, en relación a la integración de los niños y de los niveles educativos, para Judith Savino, integrante de “El Andén de la Duermevela”, “no existe una determinada técnica de integración que nos dará todas las soluciones. La integración la logra el ambiente. Si logramos un ambiente de aprendizaje óptimo la integración es un proceso natural. Es, en definitiva, el ambiente quien integra a los niños”.
Aquel ambiente que se entiende como un todo indisociado de objetos, olores, formas, colores, sonidos y personas que habitan y se relacionan en un determinado marco físico que lo contiene. El ambiente “habla”, nos transmite sensaciones, nos evoca recuerdos, nos da seguridad o nos inquieta, pero nunca nos deja indiferentes.
“Cada uno de los espacios que los nenes transitan: la escuela, el aula, el patio, les provoca algo, los marca para el resto de sus vidas. Porque es dentro de la escuela donde pasan los años más importantes, aquellos que los forman. El impacto del ambiente es enorme, por eso, es necesario crearlos pensando en ellos, adecuando las variables de estructura, delimitación y dinamismo a sus percepciones”, destaca.
Junto a directivos y docentes, se analizó el ambiente y se debatieron alternativas en relación al mobiliario y la delimitación de los espacios, destacando al mismo tiempo la importancia de las relaciones interindividuales y afectivas en la constitución de ese ambiente.
“El cariño dentro del aula es tan importante como el cuaderno. Estamos convencidas de que el abrazo en muchas circunstancias es la forma de resolver un problema. Significa la contención, el espacio cuna, aquel lugar en el que el otro está a salvo”, aseguran las integrantes de “El Andén de la duermevela”.
Aprender jugando
En la actividad organizada previamente, los niños de nivel inicial y de primer grado jugaron a armar historias sin fin, unieron pies sueltos con cabezas de payasos, formaron con letras imantadas sus propios nombres, transformaron una montaña de arcilla en diversas figuras, construyeron sus propios autos de madera y descubrieron que a través de un “teléfono” creado con botellas recicladas podían compartir con un otro lo que estaban sintiendo.
El juego cumple una función determinante en la construcción del psiquismo y la subjetividad. Es a través de él que el niño aprende a vivir, potenciando sus estructuras cognitivas. Jugar democratiza y nivela.
A pesar de esto, la posibilidad de implementar el juego en la educación se va perdiendo con el paso del nivel inicial al primario. “Entrenamos a los niños en la idea de que ‘ya es grande’ para jugar. Cuando lo cierto es que no existen edades determinadas para el juego”, explica Judith. El resto de la educación formal del niño se lleva a cabo en un ambiente que separa sistemáticamente al juego, desvalorizándolo, reprimiéndolo y olvidando que no hay niño al que no le guste jugar.
“No se juega para aprender algo, no se juega para premiar el aprendizaje, se juega antes de hacer cualquier cosa. Al entrar al aula, se juega, y una vez que el niño juega, su cuerpo y su mente quedan preparados para el aprendizaje”, expresan las integrantes de “El Andén”.
El cambio está en nuestras manos
Sin lugar a dudas, el proceso de cambio es complicado y complejo, “es un proceso conjunto, no se da de un día para el otro. Está en manos de todos los docentes instalar el cariño como categoría, crear una juegoteca áulica que sirva para cada problemática, integrar las áreas especiales, tirarse al piso a jugar con los chicos. Porque el juego es un dispositivo que pasa por el cuerpo y antes de pasar por el cuerpo del otro tiene que pasar por nuestro cuerpo”, explica Judith.
Desde la Red de escuelas y organizaciones para una cultura de paz, la propuesta es “trabajar con las escuelas para compartir sus necesidades e intentar colaborar con herramientas propicias, desde los saberes que compartimos con las instituciones que conformamos la Red: el abordaje adecuado de los conflictos y la violencia, el conflicto como instancia de aprendizaje, la participación como estrategia de prevención de los conflictos, el vínculo entre la familia y la escuela, la salud del docente, la pedagogía lúdica, las inteligencias múltiples, entre otras herramientas. Creemos que hoy una de nuestras principales funciones es la de llevar conocimientos que aún no son populares porque son relativamente nuevos, y aún no forman parte de las currículas universitarias y terciarias”, concluyó Pilar Suárez, rescatando la importancia de los cursos y talleres que organiza Fundación Bica con las organizaciones de la Red para profundizar los temas tratados.